Hace poco más de un siglo las principales fuentes de energía
eran la fuerza de los animales y la de los hombres y el calor obtenido
al quemar la madera. El ingenio humano también había desarrollado
algunas máquinas con las que aprovechaba la fuerza hidráulica
para moler los cereales o preparar el hierro en las ferrerías, o
la fuerza del viento en los barcos de vela o los molinos de viento. Pero
la gran revolución vino con la máquina de vapor, y desde
entonces, el gran desarrollo de la industria y la tecnología han
cambiado, drásticamente, las fuentes de energía que mueven
la moderna sociedad. Ahora, el desarrollo de un país está
ligado a un creciente consumo de energía de combustibles fósiles
como el petróleo, carbón y gas natural.